
En el vasto océano azul del conocimiento, a menudo navegamos entre olas de certeza y neblina de incertidumbre. En esta travesía, nos enfrentamos al desafío de reconocer lo que sabemos, pero también de observar con valentía aquello que aún desconocemos. Este espacio y posible dualidad entre el saber y el no saber puede transformarse es un ágil motor de nuestro crecimiento intelectual, profesional y de capital relacional.
«Se que no se y de eso aún no estoy seguro»
Esta es una declaración que encapsula la esencia misma de la exploración del conocimiento. En un mundo que evoluciona constantemente, donde las fronteras del saber se expanden con cada descubrimiento. Reconocer nuestras limitaciones se convierte en un interesante acto de humildad y, al mismo tiempo, en un gran puente hacia el viaje de aprendizaje, de explorador y de observador durante nuestras rutas profesionales y personales.

Imaginemos el círculo del saber como un mapa estelar que guía nuestros pasos en este viaje de descubrimiento, en el centro y núcleo estaría nuestro conocimiento actual, un punto de partida sólido, familiar y conocido, una “zona de confort”. Sin embargo, si nos aventuramos hacia los confines de este círculo, nos adentramos a territorios desconocidos, que nos desafían, donde las estrellas brillan con una luz que apenas hemos comenzado a vislumbrar.
Convertirse en exploradores del conocimiento implica un acto de reflexión que nos invita a reconocer la incertidumbre que podemos experimentar – un vértigo quizás tentador – que se puede combinar con entusiasmo y curiosidad. Cada pregunta sin respuesta se convierte en un faro que nos guía hacia nuevas áreas de conocimiento… bienvenidas las preguntas y habitarlas, como nos invitaba Humberto Maturana.
En lugar de temer a lo desconocido, aprendemos a abrazarlo como un desafío emocionante, una invitación a expandir nuestros horizontes mentales y del saber.
En nuestros roles y trabajos, el círculo del saber se convierte en una herramienta invaluable para impulsar la innovación y el crecimiento. Al reconocer nuestras limitaciones y aceptar la posibilidad de lo desconocido, nos liberamos de ataduras – conscientes e inconscientes – de complacencia y nos convertimos en verdaderos agentes del cambio o de transformación, donde un error se convierte en una lección y cada pregunta sin respuesta en una oportunidad para crecer y mantener un hambre no saciada.
¿Cómo podríamos aprovechar el círculo del saber para convertirnos en exploradores y aprendices ágiles en nuestros roles y trabajos?

Un primer paso es reconocer y activar la disposición a aventurarnos más allá de nuestros límites, en trabajar con intención la voluntad de abrazar sin temor la incertidumbre y convertirla en combustible para nuestro propio crecimiento. Al desafiar constantemente nuestros propios límites y explorar nuevos horizontes de conocimiento, nos convertimos en verdaderos maestros del arte de aprender y del pensar, una invitación frente a un despliegue de IA de Indagar Apreciativamente.
Así que la próxima vez que te encuentres frente a lo desconocido, recuerda estas palabras: «Se que no sé y de eso aún no estoy seguro». En la aceptación de nuestra propia ignorancia y en el deseo fascinante de descubrir lo que aún no sabemos, encontraremos el verdadero poder de la exploración del conocimiento.
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Escrito por Julia Sánchez | Consultora en Cultura Empresarial | AGILE FACTOR